El arte de saludarse

Pedaleo desde hace muchos años, muchos. Mi primera bicicleta fue una BH roja con la que me paseaba por el barrio. Junto a mi abuelo, saludaba a los vecinos. Recuerdo que me costaba levantar mi mano para saludar, perdía el equilibrio. Años más tarde, llegó la bicicleta de carretera a mi vida, a la que siguió la bicicleta de montaña y no hace tanto, la de gravel. Los primeros años en bicicleta de carretera me llevaron a la competición y de ahí, a muchas horas de entrenamientos.

Verano e invierno estaba pedaleando. Mi objetivo durante más de una década fue la competición en el mundo triatlético; quería mejorar y conseguir buenos resultados. En invierno, en medio de la niebla fría del Berguedà, me abrigaba y hacía mis entrenamientos, cruzándome de vez en cuando con los más intrépidos que salían sobre dos ruedas. Con algunos, compartíamos ratos. Con otros, solo saludábamos al cruzarnos. Siempre había una palabra de ánimo o un saludo eufórico. Cuando llegaba el buen tiempo era la temporada de las carreras.

Pero ahora me pregunto qué ha pasado. No sé si es porqué nos hemos convertido en una sociedad más individualista y consecuentemente más egoísta o simplemente la cultura de saludarnos entre ciclistas se ha perdido. Cuando salgo en bicicleta, a menudo me cruzo con otros ciclistas y muy a menudo, si no nos conocemos, no saludan. Yo sigo haciendo un gesto con la cabeza y levantando la mano, que normalmente baja lentamente de nuevo para agarrarse al manillar, sorprendida por la falta de respuesta. Quizás es que me estoy haciendo mayor y no he entendido que esto ya forma parte de otra época.

Alba Xandri @alba_xandri
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